A diferencia de sus predecesores, los tablaos flamencos ofrecían un espacio en el que se representaban exclusivamente espectáculos de flamenco en los que se incluía cante, toque y baile.
En esta época, el creciente interés por el turismo y por acercar el flamenco a un nuevo público hace que gastronomía y arte se unan en un espacio único, abierto a todo tipo de espectadores.
Esto produjo que muchos artistas de fuera de Madrid emigraran a la capital en busca de trabajo. Los tablaos fueron la escuela en la que nuevos artistas se pudieron formar y otros muchos perfeccionaron su arte.
Podemos considerar “Zambra”, fundado en 1954, como el primero de los tablaos de Madrid, aunque previamente existieron espacios de representación como el Colmao Villa Rosa (Actual Tablao Flamenco 1911), situado en la Plaza de Santa Ana.
A lo largo de las décadas, los tablaos flamencos se han desarrollado, pudiendo encontrar varias propuestas. Desde espacios en los que se prima la gastronomía hasta otros cuya calidad artística les distingue.
A finales de los años 90 surgen espacios acordes al momento que estaba viviendo el flamenco. Una nueva ola de jóvenes talentos que apostaban por la modernidad y el flamenco urbano.
Entre estas salas, aparece Cardamomo. Un lugar de encuentro para aquellas figuras del nuevo flamenco, que ha sabido conjugar una propuesta moderna con la tradición flamenca.
En este tablao actualmente se realizan espectáculos diarios en los que poder disfrutar de una auténtica experiencia flamenca de la mano de los mejores artistas del panorama nacional.
