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El traje flamenco
¿Te gustan los vestidos flamencos?
¿Te atraen los abanicos, los pendientes grandes y los volantes y lunares?
Entonces te contamos un poco más sobre esta indumentaria que tanto gusta aquí y en otros países.
Un origen muy interesante
Para hallar la procedencia de los trajes de flamenca debemos remontarnos a las campesinas y gitanas que hace cientos de años trabajaban la tierra en Andalucía.
Estas mujeres, vestían unos ropajes muy singulares. Principalmente, batas coloridas de volantes y bordados. Ellas mismas confeccionaban sus vestidos, con el fin de portar algo cómodo y alegre para enfrentarse cada día a la faena.
Las mujeres andaluzas de la época destacaban. A pesar de todas las dificultades a las que se enfrentaban por pertenecer a una minoría racial y de género, mantenían el embrujo de oriente y una elegancia propia.
Sus vestidos eran humildes con pequeños remates, y especialmente llamativos.
Esto provocó que las mujeres más adineradas de la época se fijasen en las batas y comenzasen a copiar sus diseños. Sustituyendo las telas originales como el percal, por otras más costosas como la blonda o el popelín, y modificando forma y corte. Pues las mujeres de alcurnia, concebían el traje de flamenca como indumentaria para fiestas y otros eventos destacables, en lugar de el para todo original de estas gitanas pioneras.
Las mantillas tienen su origen en los tocados y velos de las mujeres ibéricas y árabes. Luego en el siglo XVII se empiezan a usar de encaje y hasta el siglo XVIII eran usadas por las mujeres del pueblo. En el siglo XIX pasa a ser una prenda distinguida y usada por reinas.
El traje de Flamenca: Empieza en la feria y llega a todas partes.
Fue en 1929 cuando el traje de flamenca se consagra como vestimenta oficial para acudir a la feria de abril de Sevilla. Paralelamente, adquiere una enorme proyección que causa eco en todo el mundo y lo convierte en un símbolo de la cultura española.
A partir de este momento, comienza la evolución del traje de flamenca, una evolución que no se ha detenido hasta el momento.
El vestido de Flamenca está vivo.
De hecho, es el único traje regional que se reinventa cada año, y que se muestra en pasarelas y otros grandes espacios dedicados a la moda.
Es un diseño que se renueva de forma constante. Cualquier atavío es bien recibido por el traje de flamenca en un momento concreto de la historia: Flecos, encajes, madroños… Algunos de estos detalles pasan por la moda flamenca de manera efímera, y otros llegan para quedarse. Pero siempre hay elementos en el vestido que se rescatan de las tendencias más antiguas, de los orígenes gitanos y camperos, ya conocidos para nosotros. Un claro ejemplo, los volantes y lunares.
Más flamenca que un lunar, por algo será.
Con el paso de los años, las artistas bailaoras adoptaron este vestido como propio del escenario, adornándolo con ornamentos, tejidos, encajes, mantones…
La esencia sigue siendo la misma que en los orígenes. Siempre reconocerás un vestido flamenco cuando lo veas.
¿Cuándo se empezaron a vestir los hombres de Flamencos?
Los gitanos, sobre todo bailaores y cantaores, siempre se han caracterizado por poseer un gusto distintivo y estiloso para vestirse. Con mucha personalidad, han ido improvisando su vestuario. Mezclando lo clásico de una camisa blanca perfectamente planchada, con pañuelos estampados, sombreros, chaquetas y fajines.
El traje de flamenco para hombre se consagra de forma oficial una vez que ya es habitual ver el de mujer por la feria. Podría decirse que se oficializa a modo de acompañante.
Podría decirse que los hombres comenzaron a vestirse oficialmente de flamencos por inercia.
No quiere decir que no haya experimentado evolución, pero si lo comparamos con el traje de flamenca, no hay demasiadas semejanzas en las trayectorias de estas dos vestimentas. Sin duda, el de mujer gana la carrera.
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