La cineasta cheka Katerina Hager refleja en un documental el proceso de formación de jovenes promesas del flamenco, adentrándose en tablaos y escuelas flamencas de Madrid o Almería.
Katerina conoció el flamenco en el Sacromonte de Granada y quedó fascinada por este arte y su forma de enseñarlo.
Así pudo descubrir cómo los niños aprenden a bailar, cantar o tocar instrumentos desde muy pequeños de la mano de sus familias y lejos de disciplinas ortodoxas como el solfeo o reglas de armonía y ritmo. Es como si lo mamaran como forma de vida.
La directora nos cuenta que quiso mostrar cómo el flamenco tiene poco que ver con la imagen estereotipada que se quiere vender a los turistas extranjeros que visitan España. Y que es una música muy dificil de aprender.
El documental viaja hasta Almería, al barrio de Pescadería, de donde viene Tomatito. También transcurre por el barrio de Caño Roto en Madrid, de donde proviene Abraham Motos, joven de primaria con talento para cualquier rama del flamenco.
Otro talento que se muestra es Amos Lora, guitarrista de 12 años, con giras internacionales a su joven espalda, que practica un promedio de 4 horas diarias y debe perder días de clase para dedicarlas este arte. Sacrificio que él acepta con pasión ya que forma parte de su vida. Eso queda reflejado en la anécdota que cuenta la directora sobre una noche de fiesta en su casa de Praga. Amos estuvo tocando la guitarra hasta las 3 de la mañana, después de haber dado un concierto de más de una hora. La fiesta finalmente terminó cuando un vecino vino a quejarse porque no podía dormir.
Ambos niños estuvieron en este tablao con motivo del espectáculo «El Flamenco también es cosa de Niños», organizado por Cardamomo y apoyado por grandes figuras del flamenco.
Los Niños del Flamenco ya se ha estrenado en Praga y pronto estará en nuestro país. Aquí les dejamos un trailer de la película.