El traje para bailar
Probablemente el vestido de las bailaoras es el más llamativo del vestuario en un espectáculo flamenco. Su origen se remonta a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, cuando las vendedoras acudían a las ferias de ganado vestidas con modestas batas de percal adornadas con volantes.
A partir de ahí las clases pudientes tomaron como referencia esa prenda humilde para crear sus vestidos más sofisticados y con ricos tejidos.
El diseño, los materiales y los estampados de las prendas han evolucionado a lo largo de tiempo. Por un lado influenciado por las modas, como acortar el largo de la falda en la década de los 70. Pero también en favor de la calidad y expresividad del espectáculo, permitiendo un mayor movimiento de la bailaora sin perder su función de acompañamiento.
Ya quedaron atrás aquellas batas de cola como estándar que en ocasiones más que embellecer el espectáculo solían convertirse en un lastre para la bailaora. En la actualidad predominan cuerpos ceñidos que dejen contemplar la belleza de movimiento en los brazos; faldas largas, amplias y satinadas que la bailaora domina con gracia para acompañar el taconeo. Ocasionalmente se luce una bata de cola en número que ha sido especialmente pensado para ella.
Tejidos y estampados
Aunque el más típico sería la tela de lunares, desde siempre se han lucido flores y otros elementos en los estampados, así como la combinación de colores lisos. También es común el uso de encajes como adornos y complementos o como la tela principal del traje.
Además de las modas y el gusto personal de la artista, tanto el vestido como los complementos dependen del palo a interpretar que afectará a la elección de los colores y los complementos.
Así, para una alegría la bailaora elegirá colores alegres, grandes vuelos y complementos y adornos vistosos. Para una soleá en cambio, la vestimenta será más sobria y oscura para acompañar al sentimiento de la pieza.
En el caso de los hombres, la vestimenta ha evolucionado hacia colores más neutros. Normalmente los bailaores se atavían con trajes de 2 o tres piezas, entallados y cortos. El traje de 3 piezas les permite ir variando a lo largo del número cambiando la chaqueta por el chaleco e incluso solo la camisa.
Respecto a los colores, predominan los tonos neutros; negros y grises oscuros o blancos y ocres, aunque también es frecuente el uso del rojo en los hombres.
A menudo el bailaor utiliza también su ropa como complemento del baile. Por ejemplo, son frecuentes los movimientos taurinos usando las prendas a modo de capote.
Complementos y adornos
Además del vestido, los complementos y adornos son muy importantes en la interpretación de la pieza, formando parte incluso de los movimientos.
Denominamos complementos a los otros elementos que completan del vestuario y que el artista utilizará como soporte a algunos movimientos. El mantón (grande) o la mantilla o piquillo (pañuelo pequeño), chaquetillas, chalecos e incluso delantales en el caso de las mujeres, pañuelos o bufandas, chaquetas, chaquetillas cortas o chalecos en el caso de los hombres.
Sobre todo en el caso de las mujeres, el aspecto se completa muchas veces con los adornos; llamativos pendientes y peinetas ricamente adornadas que acompañan los movimientos de la cabeza, flores en el pelo, flecos y ocasionalmente abanicos, así como otros adornos.
Mantón
El mantón tiene que ser lo suficientemente grande como para que abarque de sobra los dos brazos estirados en cruz. No debe confundirse con la pequeña pañoleta que acompaña a los vestidos de faralaes. También es importante que no pese demasiado para poder manejarlo bien.
Abanico
El abanico que se utiliza para bailar es más grande que los tradicionales y se llama pericón. Suelen ser de colores lisos, sin dibujos. Su manejo requiere estudio y práctica.
El calzado para bailar
Para todo bailarín el calzado es una pieza fundamental, pero esto es más importante si cabe en el caso del flamenco, ya que el calzado de un bailaor o bailaora es, además de calzado, instrumento.
Los zapatos de flamenco llevan unos clavos en la puntera y tacón de la suela que al chocar contra la madera del suelo aumentan la sonoridad y potencia de los taconeos en el escenario.
Tanto hombres como mujeres utilizan calzados con algo de tacón que facilita la potencia del zapateado, y cerrado para que no se mueva en los enérgicos movimientos de los pies.
En el caso de los hombres, los modelos varían entre el zapato de cordones y la bota. Las mujeres utilizan zapatos cerrados, sujetos con cordones o una pulsera o trabilla para asegurarlo durante el baile.
Tanto hombres como mujeres utilizan con frecuencia el color en el calzado, un detalle especialmente llamativo cuando el resto del vestuario es muy sobrio.